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La Sorrozuela es una urbanización en el municipio de Bareyo, cuya capital es el pueblo de Ajo; esta situada entre el faro y la desembocadura del río Campiezo, al final de la ría de Castellanos, o ría de Ajo. La costa es escarpada, agreste y salvaje, muy peligrosa; no hay playa, sólo queda un húmedo arenal durante la bajamar.

martes, 26 de julio de 2016

Rescate múltiple en la ría de Ajo

Ayer día del Señor Santiago, Patrono de España, y también de Bilbao, fiesta en cinco comunidades autónomas y en algunas ciudades, como Santander, vivimos en la Ría de Ajo una situación muy comprometida de seguridad, por no decir de peligro real grave.
El reloj marcaba aproximadamente las 19.00 horas, la marea subía con mucha fuerza, a pesar de que el coeficiente era solo de 68 (había llegado a 90 cuatro días antes), pero en el estrechamiento de la ría que se forma por el saliente que hay entre el sitio de Santiago y el sitio de Ciudad (en algunos planos Arnillas), por nuestro lado de la ría, y el brazo de arena de la playa de La Arena (en la orilla de enfrente), el agua discurría a gran velocidad, generando una corriente especialmente fuerte que arrastraba todo.
Pues bien, a esa hora un numeroso grupo de personas, tres o cuatro adultos, algún adolescente y seis niños, dos de ellos subidos en un balsa de plástico dotada con un remo de pitiminí, pretendieron pasar de la orilla izquierda (la de nuestro lado), al arenal de la orilla derecha (Isla) donde estaban pasando el día con otros familiares (allí les esperaban las madres de los niños, muy alarmadas y alguna muy vociferante) y amigos, porque aprovechando la marea baja habían pasado enfrente y en ese momento la fuerte corriente ascendente les impedía regresar.
Evidentemente se habían despistado con la hora, o se había equivocado en el cálculo del tiempo que tenían hasta la subida de la marea, o pensaban que vadear la ría sería fácil, o quizás que tenían fuerza suficiente para luchar contra la corriente; sea como fuere, tras pasar un primer tramo con menos altura del agua y menos fuerza de la corriente, se habían estancado en una pequeña lengua de arena (una barra), con algo de elevación, que hay a mitad del cauce, sin poder avanzar más; en muy poco tiempo estaban literalmente con el agua al cuello en mitad de la ría, y ya sin poder progresar ni retroceder.
No era una situación de riesgo vital inminente, pero sí comprometida porque el peligro existía y era creciente, cada minuto que pasaba el agua subía de nivel y la corriente cogía más fuerza, la seguridad de los niños pequeños, incluso la de los que estaban a bordo de la endeble balsa, estaba comprometida (sobre todo la de ellos).y si el agua les llegaba al cuello a los adultos, los niños apenas hacían pie.
El intento de vadear el cauce, además, lo estaban haciendo por el peor de los lugares, frente al límite del arenal en la zona de Isla, con lo que, en el mejor de los casos, esto es, el éxito en el intento, cualquier deriva originada por la fuerte corriente les habría desplazado a la zona de rocas, muy difícil de escalar y, por tanto, muy difícil para salir del agua.
Las madres de los niños se movilizaron con llamadas a gritos a los menores para que no cometieran imprudencias y bronca a los padres por su irresponsabilidad y para que no perdieran la tensión, esos gritos alertaron a algunos usuarios del arenal de Isla, los más avezados (E. S., I. y E.) se lanzaron al agua, y realizaron con eficacia la primera labor para facilitar una evacuación segura: desplazarles ría abajo, contra la corriente, unas decenas de metros, precisamente para no tener que luchar contra la corriente en la evacuación, sino, al contrario, para dejarse llevar por la corriente y atravesarla mediante una deriva trasversal a favor de corriente hasta el arenal de Isla, antes de llegar a la zona de las rocas. Era la única solución lógica a juicio de todos los que conocen la Ría de Ajo y están al día en los cambios de configuración del terreno que todos los inviernos se producen por efecto de los temporales.
Llevados los excursionistas imprudentes y desconocedores del lugar al punto de rescate, se efectuó la extracción y traslado de quienes necesitaban el auxilio (sobre todo los niños) … que se hizo en piragua: primero cuatro niños, embarcándolos y trasladándolos uno a uno a tierra firme, y finalmente los dos últimos subidos en su balsa que se ató a la piragua mediante un cabo y esta la remolcó hasta el arenal. Los adolescentes y los mayores, alguno con la ayuda de los veteranos pudieron salir por sus medios, con la estrategia diseñada de atacar trasversalmente la corriente, dejándose arrastrar con la misma, sin luchar frontalmente contra ella, e ir poco a poco acercándose a la orilla, sobre todo contando con la contracorriente que se genera en la zona en marea ascendente.
Finalizado este primer rescate, unos pocos minutos después, se pudo observar una situación casi idéntica: en el mismo punto inicial que en el caso anterior (en la parte más alta, al final del arenal) cinco personas, una pareja con tres niños y la consabida balsita de pitiminí, trataban de cruzar la ría y llegar al arenal de Isla, pero sin ninguna esperanza de lograrlo.
Y hubo que repetir la operación rescate: trasladar a los cinco hacía atrás, ría abajo, contra la corriente, y poco a poco evacuar a los cinco con la piragua hasta tierra firme, primero una niña, después la madre, que no sabía nadar (y que por poco hunde la piragua, porque la señora estaba “hermosota”), después a los otros dos niños, y finalmente al padre, al que, a la vista del complicado traslado de la madre, se le remolcó con un cabo desde la piragua, finalmente la balsa, que podía haberse abandonado, fue recuperada por E.S., excelente nadador, que se la ató al cuello y la arrastró a nado, con gran pericia, hasta la arena.
La Ría de Ajo es peligrosa en todas las épocas del año, sobre todo cuando la gente imprudente no toma las precauciones oportunas en los momentos anteriores y posteriores a las pleamares, en especial en las mareas vivas.
Esta vez no ha pasado nada, salvo el rescate en piragua de 11 personas (9 de ellas niños), pero …

jueves, 7 de julio de 2016

Second Part. Gran fiestón, semipúblico, semiprivado, en el Club Social, con magnífico concierto en directo de "Nacional IV"

¡Por fin!, ¡por fin han llegado más fotos del fiestón del 18 de junio! … y casi sin retraso, porque Rodolfo ha tenido que visionar más de 400 imágenes para seleccionar sólo una decena, van a continuación.
Así que esta es la segunda parte del post que pusimos aquí al día siguiente del gran concierto de "Nacional IV" (pinchar aquí encima para enlazar). Y, por cierto, no descartamos una third part si algún asistente se anima a mandar más fotos del evento.
¡Ah!, y si alguien se anima a escribir cada pie de foto, que no se reprima, que los envíe a la cuenta de correo electrónico asociada del blog (la tenéis aquí, en la columna del lado derecho).











viernes, 1 de julio de 2016

¿Cómo distinguir una víbora de una culebra?

Aunque esta es una aclaración razonablemente innecesaria, debemos decir que obviamente nos referimos a criaturas del reino animal, subsección de animales irracionales, porque también hay víboras de dos patas.
Ironías aparte, vivir en un entorno rural tan razonablemente bien conservado como el nuestro, nos proporciona múltiples ocasiones para relacionarnos en “La Sorrozuela” con todo tipo de animales, en ese caso de reptiles, y no es malo que intentemos familiarizarnos con lo que nos podamos encontrar … ahora bien, sean víboras o culebras, en ningún caso tenemos que matar a estos animales, que son inofensivos para el ser humano … salvo provocación, y resultan muy útiles para el equilibrio de las especies, además de que ayudan a combatir algunas plagas, sobre todo de roedores.