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La Sorrozuela es una urbanización en el municipio de Bareyo, cuya capital es el pueblo de Ajo; esta situada entre el faro y la desembocadura del río Campiezo, al final de la ría de Castellanos, o ría de Ajo. La costa es escarpada, agreste y salvaje, muy peligrosa; no hay playa, sólo queda un húmedo arenal durante la bajamar.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Hoy toca una de arqueología comunitaria ("comunitaria" de nuestra comunidad de propietarios)



No sabemos cómo ni por qué, pero hace algunas semanas llegó a nuestras manos una copia escaneada de un antiquísimo folleto publicitario de nuestra urbanización, un díptico que podemos datar a finales del año 1970, fecha que deducimos de un breve texto que figura en la parte interior del folleto (párrafos primero y segundo), y que dice:
La Urbanización de la Sorrozuela … Fue aprobada por la Comisión Provincial de Arquitectura y Urbanismo en 10 de junio de 1968. En poco más de dos años aquellos terrenos agrestes … se han convertido en una confortable Ciudad Residencial…”.
Y junto a este texto aparecen 4 fotografías que recogen varias casas en avanzado proceso de construcción, como también está ya edificado el Club Social y se aprecian también las dos piscinas, la de adultos que aún existe en la actualidad aunque ha sido objeto de, al menos, 4 obras importantes de reforma para adaptarla a la cambiante normativa en la materia, y la que fue una efímera piscina infantil, que permanece en su sitio, pero soterrada, es decir, si a la fecha que figura en el folleto (junio de 1968) le añadimos los posteriores “poco más de 2 años” y también vemos, al menos, cuatro o cinco edificios, señalar que las imágenes son de finales de 1970 parece una afirmación bastante ajustada a la realidad, es decir, y en otro orden de cosas, estamos ante imágenes que en estas fechas cumplen 50 años, que es la “edad” de las primeras construcciones de “La Sorrozuela”, y en definitiva la edad de nuestra urbanización y de nuestra comunidad de propietarios.
Para facilitar la visión al detalle del documento, ponemos arriba las imágenes del anverso y del reverso del díptico, y después, bajo estas líneas, los distintos apartados de cada página, recortados y separados para facilitar la lectura de los textos y apreciar mejor las imágenes. Van:





martes, 2 de julio de 2019

Todos los océanos, todo el planeta, asfixiado por miles de millones de toneladas de plástico a la deriva

Se ha hablado mucho de esas enormes manchas de desechos que flotan en la superficie, o a media profundidad, en todos los océanos del mundo, se trataría de auténticas islas flotantes que se desplazan por efecto del viento, las borrascas y las corrientes oceánicas; ocupan superficies de millones de metros cuadrados y su componente es únicamente plástico: miles de millones de toneladas de plástico.
Hemos localizado un modesto mapa, un mapamundi que sitúa esas concentraciones de plásticos en los océanos entre los cinco continentes.
Esas concentraciones “¡acojonan!, oye”, y lo decimos porque viene a cuento que parafraseemos la conocida frase que pronunció en la película “La escopeta nacional II” el actor Luis Escobar.

lunes, 4 de marzo de 2019

¡Ay el plástico!, bolsas, artilugios, cachivaches ... y todo de usar y tirar

En la imagen vemos una bolsa de plástico “descansando” sobre una playa cualquiera, decimos “descansando” porque puede haber hecho un largo viaje de muchos días y de muchas millas de duración; ha contaminado el mar (y no solo la bolsa, que no sabemos qué contenido habrá tenido, pero aparece vacía, luego lo que hubiera habido en su interior, ha acabado desperdigado por el mar), esta contaminando la playa y no sabemos si fue retirada por alguien o la pleamar se la vuelto a llevar mar adentro …
La moraleja es evidente: evitemos contaminar el mar y aprovechemos nuestras próximas visitas a la playa en la ya inminente Semana Santa, para llevarnos algún resto plástico contaminante, es decir, cuando nos marchemos de la playa después de un día de descanso y de disfrutar de la naturaleza, procuremos dejar la playa y su entorno un poco más limpios de cómo los hemos visto al llegar.

martes, 19 de febrero de 2019

Y la calma siguió a la tempestad ...


Lola, que tuvo a bien remitirnos un par de fotos del temporal asociado a la borrasca Helena, a su paso por Cantabria, por aquí mismo (pinchar encima para enlazar), nos indica que no hemos “subido” al blog las fotos de “the day after”, del día de después, que también nos envió, en que la calma siguió a la tempestad y volvimos a ver el sol radiante y un mar Cantábrico más plácido.
Tiene razón Lola … se ha tratado de un lapsus, sin ninguna intención, que procedemos a subsanar poniendo, aquí arriba, las tres fotos que Lola nos remitió; las comentamos:  la primera nos muestra el sol, que acabó haciéndose notar y abriéndose paso entre las nubes; la segunda foto está tomada en el mismo lugar que la del viernes 1 de febrero, pero con la mar en calma; y la tercera nos muestra el faro del Cabo de Ajo.

viernes, 8 de febrero de 2019

Un ejemplo a seguir ... ¡cuidemos las playas de nuestro entorno!

Interesante historia la que hemos leído hoy en El Correo, de Bilbao, es difícil añadir nada, ni aportar ninguna idea adicional. Solo pedir que cunda el ejemplo: si todos hacemos lo mismo que esta “joven” septuagenaria británica, aplicado al privilegiado entorno que disfrutamos junto a nuestras casas, tendremos la garantía de que nuestro pequeño paraíso tiene el futuro garantizado.
Copiamos seguidamente el texto de la información que en el periódico sigue a la foto que hemos puesto aquí arriba:
La epidemia del plástico comenzó con mi generación. Tenía obligación de hacer algo.
Al otro lado del Canal de la Mancha no todo son convulsiones derivadas de la frenética montaña rusa en que se han convertido las negociaciones del Brexit, o bien del último golpe de tiara de Meghan Markle. Pat Smith vive ajena a lo uno y a lo otro. Sus preocupaciones las trae la marea desde que el Día de la Madre de 2017 fue al cine y vio ‘Un océano de plástico’, el multipremiado documental sobre el salvaje nivel de contaminación del mar. Regresó a casa removida. Tanto que «aquella noche no pude dormir». «Yo nací en el 48, al comienzo de la revolución del plástico. Mi generación creó la epidemia. Tenía que hacer algo», explica. Empezó a rumiar una respuesta individual, pero de alcance: iría al encuentro del mar y retiraría la basura que devuelve al litoral de Cornualles, la abrupta barbilla de Gran Bretaña, donde vive. Lleva un año aplicada a esa misión y ya ha dejado como la patena 52 playas de su condado y de Devon. Ella solita.
En ese tiempo, cada semana se ha enfundado al menos una vez las botas y los guantes, y empuñado un bastón con pinzas para peinar un arenal y liberarlo de todos los desperdicios. «Mucha de la basura que he recogido son artículos que usamos a diario. Resulta impactante encontrarlos contaminando nuestras hermosas playas», admite. También ha recolectado kilos de espuma de poliestireno, decenas de metros de redes de pesca con pesas, plumas y anzuelos, una «trampa mortal para la vida marina», cientos de plásticos enrollado a las algas y, también, muchas bolsas con excrementos de perro en su interior «que obviamente fueron arrojadas por sus dueños mientras paseaban cerca del mar, pese a tener cerca contenedores para ello», censura.
Lloviera o tronara, la señora Smith nunca ha faltado a su cita semanal. En ocasiones, pocas, se le han unido otros voluntarios. En otras, la han tomado por una presidiaria tratando de redimir su pena con trabajos comunitarios, cuenta divertida. «Cuando les digo que es una responsabilidad de todos limpiar la basura se quedan extrañados. La gente no entiende que hago esto de forma voluntaria», se lamenta. Habla en presente porque no tiene intención de detenerse. «Me siento obligada a tratar de proteger nuestro planeta. Por mí y por mis nietos (tiene cuatro)», recalca.
Patrona de barco
Nunca lo ha hecho. Smith, que vive junto a su marido en una preciosa granja del siglo XVI desde donde gestionan, junto a sus dos hijos, veinte alojamientos rurales de lujo y ecológicos, por supuesto, disputa otro batalla en paralelo: la de conseguir que Cornualles se convierta en el primer condado de Gran Bretaña que destierra las pajitas. Para ello ha emprendido ‘The Final Straw Cornwall’, una campaña que cuenta ya con 285 negocios adheridos. «Mi objetivo es que las personas las rechacen cuando se las ofrecen en pubs y restaurantes. Nuestro país consume al año 8.500 millones. Tardan dos siglos en descomponerse y asesinan a 100.000 animales marinos cada año», denuncia.
Apodada por sus vecinosAction Nan” (algo así como “abuela acción”), Smith se puso las pilas cuando cumplió los cincuenta. Un amigo la llevó a navegar y descubrió un «mundo emocionante» en el que quería indagar. Se hizo patrona de barco y cruzó el Atlántico dos veces y otras tantas el Golfo de México antes de los 57. Entonces, el reto fue recorrer Gran Bretaña, de punta a punta -1.400 kilómetros-, para recaudar fondos con los que dotar de un escáner de cabeza a un hospital local. «Las probabilidades se acumulaban en mi contra: mi edad, un poco de sobrepeso, una cadera de reemplazo...», recuerda. Pero entonces descubrió «el poder del pensamiento positivo». Y a partir de ese momento no ha parado de plantearse nuevos desafíos.Action Nan” conoce la fórmula para salir triunfante de ellos..


martes, 5 de febrero de 2019

“Facing the global challenge of marine litter”, todo un reto diario

Hoy nos han hecho llegar desde AZTI la camiseta que el paciente lector puede apreciar como imagen de este post, junto con algo de literatura sobre la materia.
Se trata de un obsequio preparado para agradecer a quienes han tenido el detalle cívico, quizás habría que decir “eco-cívico”, de reportar a los investigadores el hallazgo de los barquichuelos de deriva que van a hacer posible un estudio financiado por la Unión Europea sobre el movimiento de la basura marina flotante (plásticos sobre todo) que atesta el mar Cantábrico.
Tuvimos ocasión de colaborar con el proyecto el pasado 30 de agosto de 2018, día en que encontramos varado el barco nº 0536 en una pequeña cala junto al cabo del Faro de Ajo, muy cerca de La Sorrozuela, pinchar aquí para enlazar con nuestro post elaborado ad hoc.
El porcentaje de recuperación de los barcos, en lo que se refiere a los 600 ya botados, es del 40%, así lo señala el artículo del periódico francés Ouest France que da cuenta del hallazgo de algunos en las playas de Vendée (ver nuestro post de este pasado 15 de enero, pinchar aquí encima para enlazar).
Así que, muchas gracias a AZTI por el obsequio, que luciremos con orgullo el próximo verano, y prestos a explicar los “cómos” y los “porqués” del mismo.

viernes, 1 de febrero de 2019

La borrasca Helena (con "hache") se hace notar en La Sorrozuela



Hace un rato Lola nos ha enviado un par de fotos de la costa cántabra a un paso de “La Sorrozuela”, están hechas en La Ojerada, a cubierto de la lluvia, que amenaza; el mar está bravío, no en vano la borrasca “Helena”, con “hache” (que últimamente a las borrascas potentes les han puesto nombre), lleva más de un día paseándose por el norte de España, desde que entró por Galicia, dejando constancia de su fuerza.
“Helena” es la borrasca más potente de este año, pero nada tiene que ver con las ocho grandes borrascas que en 2014 nos afectaron con fiereza.
¡Gracias, Lola!, por tu colaboración con el blog de nuestra urbanización.

domingo, 27 de enero de 2019

El caballito de mar y el bastoncillo para oídos

El 23 de diciembre de 2018 pusimos en el blog un post titulado “Ahorcamientos involuntarios en la mar: ¡pobre fauna!” (pinchar aquí encima para enlazar), la imagen que hoy les ponemos es menos dramática, pero retrata la misma imagen, que es acreditativa de la brutal contaminación con plástico que sufre el mar.
La de ahora representa un caballito de mar, que es un pez muy pequeño (háganse Vds. mismos la comparación en la propia imagen), aferrado con su cola prensil a un bastoncillo higiénico para la limpieza interna de los oídos; pues bien, y aprovechamos la ocasión, el uso de tales bastoncillos están desaconsejados por razones médicas, puesto que muchas veces no limpian el conducto del oído extrayendo el cerumen, sino que lo introducen más y lo compactan en el interior, generando disfunciones y enfermedades, aunque lo que aquí ahora nos interesa más es poner de manifiesto que muchos millones de bastoncillos acaban cada año en todos los mares del mundo, su pervivencia dura décadas y son una fuente de contaminación muy importante y muy inquietante. ¡Eviten su uso!, mejor, ¡suprímanlos!.
Por cierto, esta misma imagen la utilizamos ya el verano pasado (pinchar aquí encima para enlazar) pero es que el problema persiste …

martes, 15 de enero de 2019

El proyecto de investigación europeo sobre la deriva marina de la basura de desechos plásticos en el Cantábrico, sigue su curso

El amable lector ya sabe que hace unas semanas (concretamente el 30 de agosto de 2018) recuperamos del mar, varado entre las rocas en un punto próximo a nuestra urbanización, un bloque de madera, sobrio, compacto, que simulaba ser un barco botado para navegar a la deriva, o lo que es lo mismo, para no navegar, sino dejarse llevar por las corrientes marinas y por el viento, hasta donde Poseidón (o Neptuno) y Eolo tuvieran a bien disponer.
Como el post queda ya un poco lejos de éste de hoy (es del 18 de septiembre pasado), quien lo desee puede acceder rápidamente al mismo pinchando aquí encima para enlazar.
Ya dijimos que el hallazgo de nuestro navío (decimos “nuestro”, porque nos podíamos quedar con el pecio, y así lo hicimos) lo reportamos a Azti, siguiendo las instrucciones grabadas en la cubierta. A partir de ese momento seguimos las novedades a través de su página web:
http://lifelema.eu
Además, desde entonces nos remiten igualmente algunas informaciones complementarias por e-mail, como el que nos ha dado cuenta de la llegada de barcos como el nuestro a las costas de Francia, en concreto a las playas de Vendeé (un departamento situado entre la desembocadura del río Garona y la península de Bretaña), mediante un enlace al periódico regional francés “Ouest-France”, en su edición vespertina del pasado 2 de enero de 2019, de la que extraemos la foto que ponemos hoy, pues bien, el texto de la noticia, como no puede ser de otra manera, está en francés, y va copiado tal y como lo hemos recogido del enlace (con solo una precisión preliminar: una de las acepciones del verbo francés “échouer” es “quedar varado”, si bien, la forma reflexiva del verbo (“s’échouer”) significa “embarrancar”).

Pourquoi ces petits bateaux en bois s’échouent sur les plages de Vendée

De drôles d’objets s’échouent sur les côtes vendéennes. Ces petits bateaux en bois participent au projet européen Life LEMA. Son objectif : comprendre les courants du Golfe de Gascogne, afin de limiter la propagation des déchets de plastique en mer et sur le littoral franco-espagnol.
Vous vous promenez le long de la côte vendéenne. En particulier sur ces grandes plages entre Les Sables-d’Olonne et Saint-Gilles-Croix-de-Vie. C’est grandiose, magnifique, propice à la rêverie... Malheureusement, il y a cette pollution qu’on ne peut s’empêcher de remarquer. Et qui revient après chaque tempête, après chaque grande marée.
10 millions de tonnes de déchets 
La laisse de mer réserve beaucoup de surprises. Des morceaux de bois flotté, des cordes de pêche, des bouées, des bouteilles et sacs plastique, des micro-déchets... Selon l’Union européenne, le ramassage de ces déchets coûterait 350 millions d’euros aux collectivités par an.
L’Agence européenne pour l’environnement (EEA) estime que chaque année, 10 millions de tonnes de déchets aquatiques sont déversées dans les mers et les océans du monde. 15 % des déchets déversés dans la mer sont rejetés sur la côte, 15 % flottent en surface et les 70 % restants coulent et sont engloutis par les fonds marins.
Vous vous promenez, donc. Sur le sable, vous regardez ces déchets. Il y en a un qui vous intrigue. À première vue, c’est un simple morceau de bois d’une trentaine de centimètres de long. Il a la forme d’un petit bateau. Sur la coque, cette inscription : « Projet de recherche en cours. Si vous me trouvez, contactez-nous. » Une adresse mail vous permet de donner le numéro qui figure sur le petit bateau, et sa position GPS exacte.
Un guide pour les collectivités
Ces petits navires font partie d’un programme de recherche européen, Life LEMA, développé depuis 2016 et jusqu’à fin 2019.
Parmi les nombreuses activités du projet, de petits bateaux en bois sont jetés à la mer dans le but d’en savoir plus sur la dynamique des courants sur la côte du Golfe de Gascogne. Le projet est développé sur une zone précise. Life LEMA fournira un guide méthodologique et des outils intelligents aux pouvoirs publics locaux pour la gestion efficace des déchets aquatiques flottants dans les eaux du sud-est du golfe de Gascogne, autrement dit d’un bout à l’autre du Pays Basque espagnol et français.
Un millier d’objets flottants identifiés
Cette activité est menée par l’un des partenaires du projet, AZTI. Il a pour objectif de jeter des bateaux en bois dans des sites spécifiques de haute mer afin d’étudier les trajectoires suivies par les déchets aquatiques jusqu’à atteindre nos côtes. « De cette manière, les petits bateaux mis à l’eau à partir de différents points du Golfe de Gascogne suivront les mêmes courants que les déchets aquatiques et atteindront la côte de la même façon. »
À un an de la fin du projet Life LEMA, Albaola Factory a mis au point 1.000 bateaux qui ont été lancés et qui le seront au cours des trois années du projet. « Sur ces 1.000 navires, 600 naviguent déjà et leur taux de récupération est de 40 %. Ce qui signifie que sur ceux qui ont été lancés jusqu’à présent, il en reste plus de la moitié à trouver ! »
Voilà un joli but de promenade en ce début d’année ; la course aux petits bateaux basques est lancée. Et puis un petit geste écocitoyen n’est jamais vain. Si vous repérez autre chose que des bateaux, n’hésitez pas à ramasser. Il y a des bacs à déchets le long des plages.

Cuando este gran proyecto europeo concluya y se escriban las conclusiones será simpático comprobar como “La Sorrozuela” formará parte del itinerario recorrido por los barcos del proyecto; si nos dedicáramos a la política se podría decir la tontería esa de que “nos han puesto en el mapa de Europa”.