Ocurrió en la mañana del 3 de septiembre de 2017, domingo, hace ya varios días. Un paseante se encontró con la botella mensajera a las 11:30 de la mañana, cuando caminaba con su perro junto al mar, seguramente la botella (con su mensaje dentro) había llegado, después de navegar durante 12 largos días, en la pleamar de las 3:38 horas AM (una marea media, con “71” de coeficiente).
La botella estaba perfectamente cerrada,
hermética, con un tapón de plástico (no de corcho de alcornoque), que
garantizaba la estanqueidad durante mucho tiempo, estaba preparada para un largo
viaje.
Ya en su casa el paseante abrió la botella con
mucho cuidado y se encontró con el mensaje:
Y el mensaje decía lo siguiente, textualmente copiado, respetando incluso los saltos de línea:
Y el mensaje decía lo siguiente, textualmente copiado, respetando incluso los saltos de línea:
“ 22.08.2017
Dear recipient,
We are three children at
the age of ten and eight
years. We have just returned
from San Vicente de la
Barquera in Spain. The
waves are very large. Today
we were all three surfing.
We want to know how
far our bottle mail has
arrived, we appreciate that
it comes to France.
Best regards:
Paula, Ida, Anna
PS: We are from Germany
and we are camping in
San Vicente
de la Barquera.
*Please send as an
E-mail to
(*) La extensión “de” significa “Deutschland” (Alemania en alemán).
El papel del mensaje estaba
en perfecto estado de conservación, solo presentaba un aspecto ligeramente amarillento
en la parte exterior del rulo, precisamente en la zona que había estado
expuesta al sol mientras flotaba en el mar, durante su travesía.
Hemos escaneado el mensaje, al completo, excepto,
por discreción, la dirección de correo electrónico que las jovencísimas remitentes
pusieron para recibir la respuesta que esperaban (si la botella mensajera terminaba bien el
viaje):
Anverso.
Reverso.
Y, como no podía ser menos, esa misma noche, el
paseante que encontró la botella mensajera, respondió al mensaje con un correo
electrónico que empezaba con un “Your
bottle mail has arrived … to Cape Ajo, in Cantabria (Spain)”.
Pues bien, al día siguiente, lunes, por la tarde,
la madre de dos de las tres niñas (la tercera remitente era una amiga de la
mayor), contestó al e-mail con otro que decía lo siguiente:
“Dear F…,
Thank
you very much for your email. My daughter Paula was very happy and proud that
the bottle mail went such a long way. She was so excited about the whole thing.
We
spent a wonderful summer holiday in Cantabria. The landscape is extraordinary
and people so friendly. It was the second time for us and we will definitively
come back for another holiday.
Please
find enclosed a picture of our kids Paula, Anna and Jan. Paula is the oldest
one and sent the bottle mail with a friend, Ida.
We live
in Germany, Essen, close to Düsseldorf.
Kind
regards and all the best for you and your family,
A.”
Y hasta aquí ha llegado la bonita historia de un
simpático “bottle mail” que navegó por el mar Cantábrico desde San Vicente de
la Barquera hasta “La Sorrozuela”, en Ajo … salvo que los papás de las
jovencitas alemanas decidan volver a visitar Cantabria, no solo (como dicen)
por su extraordinario paisaje y encantadora gente, sino también para ver hasta
donde llegó la botella mensajera y conocer las maravillas del mar en este lugar, como
“La Ojerada”. Who knows!.
To be continued …(¿?), perhaps!.
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