Interesante historia la que hemos leído hoy en
El Correo, de Bilbao, es difícil añadir nada, ni aportar ninguna idea
adicional. Solo pedir que cunda el ejemplo: si todos hacemos lo mismo que esta “joven” septuagenaria británica, aplicado al privilegiado entorno que disfrutamos junto a
nuestras casas, tendremos la garantía de que nuestro pequeño paraíso tiene el
futuro garantizado.
Copiamos seguidamente el texto de la información
que en el periódico sigue a la foto que hemos puesto aquí arriba:
“ La epidemia del plástico comenzó con mi
generación. Tenía obligación de hacer algo.
Al otro lado del Canal de la Mancha no todo son convulsiones
derivadas de la frenética montaña rusa en que se han convertido las
negociaciones del Brexit, o bien del último golpe de tiara de Meghan Markle.
Pat Smith vive ajena a lo uno y a lo otro. Sus preocupaciones las trae la marea
desde que el Día de la Madre de 2017 fue al cine y vio ‘Un océano de plástico’,
el multipremiado documental sobre el salvaje nivel de contaminación del mar.
Regresó a casa removida. Tanto que «aquella noche no pude dormir». «Yo nací en
el 48, al comienzo de la revolución del plástico. Mi generación creó la
epidemia. Tenía que hacer algo», explica. Empezó a rumiar una respuesta
individual, pero de alcance: iría al encuentro del mar y retiraría la basura
que devuelve al litoral de Cornualles, la abrupta barbilla de Gran Bretaña,
donde vive. Lleva un año aplicada a esa misión y ya ha dejado como la patena 52
playas de su condado y de Devon. Ella solita.
En ese tiempo, cada semana se ha enfundado al menos una vez las
botas y los guantes, y empuñado un bastón con pinzas para peinar un arenal y
liberarlo de todos los desperdicios. «Mucha de la basura que he recogido son
artículos que usamos a diario. Resulta impactante encontrarlos contaminando
nuestras hermosas playas», admite. También ha recolectado kilos de espuma de
poliestireno, decenas de metros de redes de pesca con pesas, plumas y anzuelos,
una «trampa mortal para la vida marina», cientos de plásticos enrollado a las
algas y, también, muchas bolsas con excrementos de perro en su interior «que
obviamente fueron arrojadas por sus dueños mientras paseaban cerca del mar,
pese a tener cerca contenedores para ello», censura.
Lloviera o tronara, la señora Smith nunca ha faltado a su cita
semanal. En ocasiones, pocas, se le han unido otros voluntarios. En otras, la
han tomado por una presidiaria tratando de redimir su pena con trabajos
comunitarios, cuenta divertida. «Cuando les digo que es una responsabilidad de
todos limpiar la basura se quedan extrañados. La gente no entiende que hago
esto de forma voluntaria», se lamenta. Habla en presente porque no tiene
intención de detenerse. «Me siento obligada a tratar de proteger nuestro
planeta. Por mí y por mis nietos (tiene cuatro)», recalca.
Patrona de barco
Nunca lo ha hecho. Smith, que vive junto a su marido en una
preciosa granja del siglo XVI desde donde gestionan, junto a sus dos hijos,
veinte alojamientos rurales de lujo y ecológicos, por supuesto, disputa otro
batalla en paralelo: la de conseguir que Cornualles se convierta en el primer
condado de Gran Bretaña que destierra las pajitas. Para ello ha emprendido ‘The
Final Straw Cornwall’, una campaña que cuenta ya con 285 negocios adheridos.
«Mi objetivo es que las personas las rechacen cuando se las ofrecen en pubs y
restaurantes. Nuestro país consume al año 8.500 millones. Tardan dos siglos en
descomponerse y asesinan a 100.000 animales marinos cada año», denuncia.
Apodada por sus vecinos “Action
Nan” (algo así como “abuela acción”), Smith se puso las pilas cuando cumplió
los cincuenta. Un amigo la llevó a navegar y descubrió un «mundo emocionante»
en el que quería indagar. Se hizo patrona de barco y cruzó el Atlántico dos
veces y otras tantas el Golfo de México antes de los 57. Entonces, el reto fue
recorrer Gran Bretaña, de punta a punta -1.400
kilómetros-, para recaudar fondos con los que dotar de un escáner de cabeza a
un hospital local. «Las probabilidades se acumulaban en mi contra: mi edad, un
poco de sobrepeso, una cadera de reemplazo...», recuerda. Pero entonces
descubrió «el poder del pensamiento positivo». Y a partir de ese momento no ha
parado de plantearse nuevos desafíos. “Action
Nan” conoce la fórmula para salir triunfante de ellos.”.
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